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Noviembre 11, 2020

Elena Pisonero Ruiz - (CC.EE.'86), es licenciada en Ciencias Económicas por la UAM. Es especialista en estrategia y transformación corporativa y desarrolla su carrera en Madrid. 

Elena ha sido diputada del Congreso y ha ocupado diversos cargos públicos, entre ellos la Secretaría de Estado de Comercio, Turismo y de la Pequeña y Mediana Empresa. En el año 2000 fue nombrada embajadora de España ante la OCDE. Ha sido presidenta de Hispasat hasta 2018 y en la actualidad es presidenta Ejecutiva de Taldig, empresa que ofrece acompañamiento estratégico a líderes y organizaciones del siglo XXI. 

Aquí puedes ver el vídeo de la entrevista  

  • ¿Qué recuerdos guardas de tu paso por la UAM?

Son años de descubrimiento. Te vas haciendo más mayor, descubres a gente diversa, distinta. Para ir a la Autónoma tenías que irte al campo, hace cuarenta años era un poco aventura, descubrimiento y era una época que yo recuerdo de crecimiento.

  • ¿Qué es lo que más te ha ayudado para tu desarrollo profesional posterior?

Teníamos unos profesores estupendos, que valoraban mucho el pensamiento crítico, el salirte del manual, de la norma. Eso hace cuarenta años era muy pionero, la verdad, y me sirvió mucho para relativizar las cosas, para cuestionarme, para tener una inquietud por aprender más que me ha acompañado toda la vida.

Estoy muy orgullosa de los profesores que tuve entonces, de que nos pidieran cosas diferentes a las habituales y de que tuviéramos ganas de consultar, investigar, explorar y de debatir. Son activos que he ido cuidando a lo largo de mi carrera profesional y de los que me siento muy orgullosa.

  • ¿Cómo ha sido tu trayectoria hasta llegar al momento actual?

Lo que he intentado es tener una carrera diversa, cambiar. Había periodos en los que pensabas siempre se puede aprender, pero ya he aprendido lo fundamental, voy a buscar otra etapa que me enriquezca, que me amplíe mis círculos de personas con las que me relaciono. Estuve más de diez años en la gestión en ministerios económicos y en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Después de haber sido Secretaria de Estado de Comercio, Turismo y Pymes fui embajadora de España en la OCDE, una etapa que también fue muy interesante. Es un gran think tank de gobiernos, que fue apasionante en la que viví en París durante cuatro años. Te salías de tu zona de confort.

Luego volví al ámbito privado que es donde estoy ahora, durante otros veinte años, intentando cambiar, de empresas grandes a empresas más pequeñas, combinándolo con think tanks. Ahora estoy en el ámbito de la administración de empresas y sus consejos de administración donde procuro estar estudiando, analizando, llevando a la ejecución. Una parte que cada vez es más importante es la de intentar volcar esas ideas en propuestas para las empresas con las que trabajo para la sociedad.

  • A lo largo de estos años has participado en proyectos muy relevantes, ¿de cuál te sientes más orgullosa?

Todas las etapas profesionales me han aportado algo. Todas las personas me han aportado algo. Por lo tanto, yo no elegiría ninguna, todas han sido importantes para mí, todas me han sumado. He intentado buscar siempre la parte positiva -ha habido momentos amargos, como los hay en la vida- pero quizá el servir a tu país e intentar mejorar las cosas es algo de lo que me siento muy orgullosa. Espero haber aportado algo de esa buena intención de mejorar las cosas en todos los sitios en los que he estado y esa es la mayor satisfacción. Yo siempre he considerado la Economía, que siempre se critica mucho por estar asociada a los números, como profundamente humanista. Pienso en mi profesión como una carrera de humanismo, sobre todo. Es ayudar a que la gente tenga una vida mejor.

  • ¿Qué proyectos de futuro tienes?

Hay una parte muy importante de mi tiempo que se dedica a pensar en cómo podemos ofrecer mejores soluciones, a hacerlo de una manera colaborativa y digital para la sociedad del siglo XXI. Estoy en las empresas que creo que son una palanca formidable para esa transformación necesaria que lleva a lo que decíamos en la Facultad -hacer las externalidades propias- y por lo tanto, preocuparnos por los retos de la sociedad y del medioambiente que hasta hace poco estaban fuera de ese entorno. Ese concepto de sostenibilidad me ocupa mucho y creo, como digo, que las empresas tienen mucho que decir. Y también los espacios físicos.

La tercera pata yo diría que es el tema rural. Yo soy urbanita pura, pero creo que es muy importante que el ser humano recupere el contacto con el planeta y tengo un proyecto de recuperación de una comarca en Castilla y León -la Maragatería- que, aunque no es mi lugar de origen, es de adopción. Este también es un proyecto de creación, de construcción de comunidad y de futuro.

  • ¿Qué es lo más importante que has aprendido durante esta crisis provocada por la COVID-19?

Creo que el coronavirus lo que ha hecho es acelerar esa necesidad de quitarte prejuicios y limitaciones, para pensar lo que puedes hacer con los elementos que tienes. Qué casa puedes construir o qué mecano puedes manejar con las piezas que tienes y no con las que te gustaría tener. Ahora estamos en un entorno muy complejo de incertidumbre, de volatilidad, de fragilidad… Lo que tenemos que hacer es aprender a manejarnos en este entorno. Hay que saber gestionar un entorno en el que no tenemos todas las respuestas, en el que tenemos que colaborar mucho más entre nosotros. Tenemos que tener esa responsabilidad individual pero colectiva para, entre todos, buscar soluciones que a todos nos atañen y que a todos nos van a afectar.

Creo que estamos en una era nueva para conformar una manera diferente de actuar, de funcionar y de tomar decisiones. Es una prueba muy dura, pero que tenemos que convertir en una oportunidad de aprendizaje, de adaptación y de superación.

  • ¿Cómo crees que será el modelo económico y social en las próximas décadas del siglo XXI?

Creo que el modelo económico tiene que ser diferente. El que teníamos ha sido muy útil, y hablo en pasado porque claramente tenemos que revisarlo. Ya no es un modelo exclusivamente físico, es digital, y el digital tiene unas dinámicas diferentes que tenemos que entender y ofrecer respuestas a los problemas que tenemos ahora, no a los de siempre. Hay un enfoque de sostenibilidad que está entrando con mucha fuerza, porque los retos que tenemos sobre la mesa, tanto sociales como medioambientales, obligan a una toma de posición. Eso es una ventaja porque tenemos identificadas cuáles son las necesidades y el modelo económico tiene que ver de qué forma somos capaces de darle una respuesta satisfactoria. Se está pensando mucho en torno a qué tipo de crecimiento, qué tipo de medición hacemos. No podemos pensar que progresamos porque estamos creciendo constantemente, creo que tenemos que pensar que progresamos porque hacemos la vida mejor a un mayor número de personas. Eso tiene que ver más con cuidar lo que es importante para nuestra propia supervivencia, como es el entorno, tanto físico y medioambiental, como social.

  • ¿Qué nuevos retos tendrán que afrontar las empresas del futuro?

Las empresas tienen que recuperar el origen, que ya les daba el derecho romano, de trabajar para resolver los problemas de la sociedad. En algún momento hemos perdido el hilo, creo que las empresas tienen que retomar esa función principal de resolver problemas de la sociedad de una manera estructurada y organizada, combinando recursos para ese fin.

  • Siempre has colaborado con la UAM y has sido Premio AlumniUAM en 2017, ¿por qué crees que es importante mantener el vínculo con la UAM?

Creo que es bueno tener una relación con las universidades y con las instituciones educativas en las que hayas tenido la suerte de transitar, y a las que tienes que devolver lo mucho que te han dado. Es bueno estar conectados para estar aprendiendo constantemente y, también, para devolver a esa institución que te ha dado la formación inicial, ayudándola a reformarse y a transformarse.

Creo que la universidad del siglo XXI está por construirse todavía, así que yo estoy encantada de seguir colaborando y trabajando por la Universidad de la que estoy súper orgullosa, que me ha hecho ser la economista que soy. Yo siempre digo que soy de la Autónoma de Madrid.