El 8 de junio de 2023 se celebraban en Estocolmo los acuerdos firmados en Baveno 1998 con el propósito de desarrollar un programa europeo para monitorizar el medio ambiente desde el espacio. Los actos han permitido conocer de primera mano las inspiradoras historias que lo han convertido en el más completo y avanzado sistema de observación de nuestro planeta, los ojos de Europa sobre la Tierra. Denominado inicialmente GMES (Global Monitoring for Environment and Security), al adquirir la coordinación la
Comisión Europea pasó a denominarse Copernicus, poniendo de forma decidida la tecnología espacial al servicio de los ciudadanos, de las políticas de sus Estados, de la seguridad, cambiando el enfoque que hasta ese momento se tenía las políticas espaciales.
El diseño del proyecto Copernicus es un enorme esfuerzo colectivo coordinado por la Comisión Europea y ejecutado por Agencia Espacial Europea ESA junto a organizaciones meteorológicas (Eumetsat y ECMWF), la empresa Mercator Ocean y otras agencias de la UE. Con el tiempo se ha convertido un ecosistema que presta atención tanto al diseño de sensores y satélites (los Sentinel), como al tejido empresarial espacial y a sus diversos usuarios.
Toda esta infraestructura espacial tiene sentido si los datos pueden actuar como base de nuestras políticas públicas al servicio de las decisiones correctas basadas en evidencias. Los Sentinel nos proporcionan información precisa y rápida sobre los desastres naturales, las emisiones de CO2, el uso de la tierra y sus transformaciones, la salud de las plantaciones y la producción de alimentos, los fenómenos atmosféricos, la calidad del aire, las temperaturas en tierra y océano, la altura
de las olas, la presencia de fitoplancton en los mares y la antropización de los embalses, de la presencia de barcos y sus vertidos, de las variaciones anuales de la criósfera, detecta en Europa el movimiento de camiones y las oscilaciones del terreno con precisión milimétrica, etc.
Los sensores espaciales están diseñados para tomar datos geofísicos de todos estos parámetros de forma continua y global, bajo unas mismas condiciones: lo que permite su comparación en el espacio y en el tiempo. Pueden ser tratados junto a otros datos tomados por sensores “in situ” e información proveniente de diversas fuentes sobre las actividades humanas, para responder mejor a las necesidades de los usuarios. Con esta información se diseñan políticas a distintos
niveles, desde la PAC a las que palían las olas de calor en las ciudades, se asesora a organismo internacionales, a las cumbres del clima y un largo etc.
El proyecto Copernicus deja todos sus datos libres y crea herramientas para su tratamiento, simplificando cada vez más estos procesos. Organiza cursos gratuitos para enseñar su uso, programa hakatones para detectar y premiar el talento y desarrolla un programa de incubación de empresas para sacar adelante los
mejores proyectos. El programa Copenicus tiene representación en centros y universidades, a los que denomina Copernicus Relay y Copernicus Academy respectivamente, para diseminar estas propuestas. La Universidad Autónoma de Madrid forma parte desde 2018 de la red Copernicus Academy y con este motivo se ha sumado a las celebraciones con una exposición especial en las puertas de nuestra Plaza Mayor, donde se exponen hasta septiembre 7 imágenes de gran tamaño (una por cada puerta de
entrada) tomadas por los Sentinel. Unas fichas explicativas ayudan a entender cómo se trabaja con los datos espaciales.
El acto de celebración del 25 aniversario puede verse on line: es una excelente oportunidad para conocer lo que se ha hecho, quién lo ha hecho y los fascinantes planes para los próximos años.
José Antonio Rodríguez Esteban
Profesor titular, Dpto. de Geografía
Universidad Autónoma de Madrid
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