Pilar Jericó
(Madrid, España, 1973)
Pilar Jericó (CCEE'96 y Dr.CCEE'04) con una larga trayectoria en el desarrollo del liderazgo y la innovación, es pionera internacional en el análisis del talento y el impacto del miedo en las organizaciones y en las personas. Como conferenciante ha impartido más de 500 ponencias en diferentes países y como escritora cuenta con 350.000 ejemplares vendidos. Actualmente, es Presidenta de la consultora Be-Up y ha recibido diversos reconocimientos por su trabajo.
Como Doctora en Organización de Empresas, ¿crees que las claves que nos da el liderazgo y la estrategia para el buen funcionamiento de una empresa se pueden aplicar también a nivel personal?
Sin duda. Aunque existen algunas matizaciones, nuestra vida se enfrenta a retos e incertidumbres, que también suceden en el mundo de las organizaciones. Las empresas, además, han definido estrategias y sistemas para lograr objetivos, desarrollar el talento de los equipos o gestionar los conflictos que son tremendamente útiles si los aplicamos a nuestra vida personal y con quienes nos rodean.
Además de titulada en Ciencias Económicas y Empresariales y Doctora por la UAM, eres escritora, conferenciante, empresaria, colaboradora con algunos medios de comunicación, influencer en las redes sociales y profesora, entre otras actividades. ¿Qué estrategia pones en práctica para poder compaginar las todas?
Para mí hay cuatro claves importantes: la pasión, la conexión, el equipo y el saber parar. Soy una apasionada de lo que hago y pierdo la noción del tiempo cuando me enfrasco en algo que me interesa. Después, la conexión. Todo está relacionado. Doy conferencias sobre lo que escribo, mi empresa está relacionada con mis libros, estos se apoyan en mis experiencias como profesora y las redes sociales me aportan información. La tercera clave es el equipo. Tengo compañeros extraordinarios, que me ayudan y me inspiran en todos los ámbitos. Y la última, tiempo para mí. Necesito parar para recargar pilas. No sigo una rutina tradicional de ocho horas seguidas de lunes a viernes. Puedo trabajar fines de semana o hasta altas horas de la noche, pero luego me escapo unos días si tengo una conferencia fuera de España, por ejemplo.
A pesar de que tus estudios y tu trayectoria profesional están ligados al campo de la economía y la empresa, en tu “Laboratorio de felicidad” encontramos artículos más propios del ámbito de la psicología. ¿A qué se debe este enfoque en tu trayectoria profesional?
Lo que más me interesaba de mi carrera era entender el por qué un cliente o un empleado estaba dispuesto a comprometerse con una marca o con un proyecto. Aquello me despertó la curiosidad por el comportamiento humano, de hecho, pasé largas horas en la Facultad de Psicología cuando hice mi tesis doctoral y tengo muchos manuales de psicología que releo de vez en cuando. Pero además de todo ello, confieso que me divierte escribir en El País sobre un tema tan amplio como es la felicidad, porque me obliga a estar al tanto de muchas investigaciones y de salirme de lo estrictamente organizativo.
En tu biografía te defines como una “pionera internacional en el análisis del talento y el impacto del miedo en las organizaciones y en las personas”. ¿Qué es realmente el talento y el miedo para las organizaciones? ¿Y para las personas? ¿Cómo se entienden estos conceptos en ambos casos?
El talento es la capacidad para alcanzar resultados excelentes y el miedo, la emoción que nos paraliza para conseguirlos. Son dos caras de una misma moneda y, curiosamente, las dos tienen mucha fuerza en las empresas (aunque quizá el miedo sea más veces protagonista).
Afirmas que el miedo en justa medida es necesario para tener prudencia, pero sin que llegue a ser un límite. ¿Cómo podemos encontrar este equilibrio?
El miedo tóxico es cuando nos lo llevamos a la almohada o nos afecta a la salud. Cuando nuestra mente no para de dar vueltas a los problemas, cuando tenemos ansiedad o cuando el estrés repercute en nuestro cuerpo, es cuando el miedo se convierte en tóxico. Y ese punto es muy personal. Hay quien tiene una alta resistencia al estrés, que es un tipo de miedo, y otros que no lo soportan. Por ello, cada uno debe saber dónde está su punto de equilibrio.
En tus conferencias hablas de 7 claves para pasar del fracaso a la experiencia, es decir, convertirlo en una nueva oportunidad de mejora. Pero todas ellas, conllevan una actitud o acción propia. ¿Cómo podemos llevarlas a cabo teniendo en cuenta que vivimos condicionados por nuestro entorno, ya sea familiar, laboral, económico, etc.?
El entorno favorece un tipo de actitud u otra, pero más allá del contexto, todos podemos elegir. Es importante entender que cualquier fracaso es relativo, que lo que parece hoy un desastre puede ser algo que nos traiga buena suerte en un futuro o un aprendizaje importante para siguientes proyectos. Ciertamente la educación de pequeños nos ayuda, pero el optimismo o el cambio de perspectiva también se puede entrenar de adultos.
Tras titularte por la UAM, continuaste tu formación en materia de estrategia, comportamiento organizativo y liderazgo. ¿Crees que estos elementos deberían estar más presentes en la educación y en el proceso formativo de las personas?
Una de las claves del liderazgo es la inteligencia emocional, la cual debería incorporarse en la educación desde pequeños tanto en los colegios como en las familias. Como adultos necesitaríamos también añadirlo a nuestro proceso formativo. Al igual que vamos al gimnasio para entrenar nuestro cuerpo, requerimos tener el músculo mental necesario para tener éxito en nuestras relaciones y en nuestros proyectos.
¿Cómo ha cambiado tu mirada durante tu estancia en la Autónoma? ¿Qué te ha aportado la universidad para ser quien eres ahora?
La Universidad es el espacio idóneo para dar forma a los sueños profesionales mientras te enriqueces personalmente. Y eso para mí fue la UAM. Me ofreció la posibilidad de investigar, conocer personas interesantísimas de distintas facultades, acceder al conocimiento… Me gustó tanto que cuando terminé, continué con la tesis, después fui varios años profesora asociada y en la actualidad sigo vinculada dando alguna clase y como miembro del Programa AlumniUAM.