Mi primer día en la Autónoma. Nunca lo olvidaré. Las miradas cómplices y fugaces en el cercanías con otras personas desconocidas, tratando de averiguar si compartíamos o no el mismo destino. Las mariposas en el estómago al llegar a Cantoblanco y recorrer el camino que me llevaba hasta mi nueva etapa de vida. Un camino lleno de nuevas experiencias, amistades, de retos y mucha ilusión. Y sentirme pequeñita y arropada por los árboles, mientras apretaba con fuerza en mis manos el cuaderno que acababa de comprar para escribir mi futuro en sus hojas.