Marrakech es un lugar único y completamente diferente al resto. Hacer turismo en Marrakech es una nueva y fascinante experiencia sensorial: el color, sabor y olor que se respira desde el momento que aterrizas no se te disipará hasta semanas después de volver. La ciudad ofrece a sus visitantes tanto visitas culturales como diversión. 

Su gastronomía es de lo más variada. La influencia francesa y el turismo hacen que se puedan degustar desde los platos más tradicionales hasta los más internacionales. La gastronomía marroquí es muy extensa, pero los platos típicos más conocidos son el couscous y el tajine, sin olvidarnos de la Tanjia marrakechí, un plato que no os podéis perder. La especialidad es el té con menta acompañado de pasteles de almendras y miel, que se puede degustar en cualquier sitio e incluso en algunas tiendas y lugares públicos invitan a ello. La opción por la que optan muchos habitantes de Marrakech, así como los turistas más intrépidos, es cenar en los puestos de comida que se ponen en la Plaza de Jamal Fna por la noche. Pese a que es muy común, personalmente no lo recomiendo, sugiero subir a unos de los restaurantes de la plaza y disfrutar de la puesta de sol y la llamada a la oración. 

La Plaza de Jamaa el Fna es el punto más importante de la ciudad, siendo el centro de la vida pública de los habitantes de Marrakech y patrimonio inmaterial de la humanidad, donde se reúnen cuenta cuentos, serpientes y monos bailarines. El zoco de Marrakech es el lugar donde los marroquíes hacen sus compras y donde podrás encontrar toda clases de cosas desde especias hasta cerámica tradicional, y practicar el arte del regateo.

Otros lugares de interés son, la Mezquita Koutoubia, la más importante de Marrakech y fue una de las más importantes del mundo cuando se construyó. El Palacio Bahia, construido a finales del siglo XIX con el objetivo de ser el palacio más impresionante de todos los tiempos. La madrasa ben Youssef es la mayor y más importante de todo Marruecos, en ella llegaron a estudiar ciencias, religión, lenguas, entre otras disciplinas. Los Jardines de Menara han acompañado a la ciudad desde tiempos inmemoriales y es uno de los lugares más visitados. Los jardines Majorelle, aunque menos conocidos, son una visita mucho más bonita y colorida que la de Menara, en ellos podrás encontrar plantas y flores de todo tipo, junto a la casa del modisto Yves Saint Laurent. Las Tumbas Saadíes son  unos pequeños cementerios donde está enterrada la Dinastía Saadí.

Si queréis salir de fiesta o visitar la zona más moderna podéis daros un paseo hasta Gueliz o la Palmerai, el transporte público y los taxis os llevarán donde queráis, por menos de un euro, solo es cuestión de pericia y de saber regatear.