Creado
Elsa Punset - (M.UAM-EL PAIS '94). Escritora y divulgadora. Elsa es hoy una de las principales figuras en todo el mundo de habla hispana para la divulgación de la inteligencia emocional como herramienta para el optimismo inteligente. |
- ¿Qué recuerdos guardas del Máster de Periodismo UAM-El País?
Era un máster con las manos en la masa, donde de hecho vivías en una redacción y donde de alguna forma tenías la posibilidad de rotar, digamos, de especialidad en especialidad dentro del máster. A menudo te enfrentabas a algún prejuicio, a lo mejor te gustaría estar en Cultura, por ejemplo, pero te enviaban a Maquetación y descubrías que aquello también era bien interesante.
- ¿Qué es lo que más te ha ayudado para tu desarrollo profesional?
Es interesante ver hasta qué punto tu profesión tiene que encajar con tu temperamento. A menudo descubres en esos años de formación qué es aquello con lo que de verdad tú te sientes a gusto. Eso también forma parte de la experiencia universitaria, descubrirte a ti mismo, no solo descubrir una profesión o un oficio, sino entenderte mejor a ti mismo.
- ¿Cuáles fueron los momentos decisivos en tu trayectoria?
Yo escribía mucho y me reía hace un tiempo porque, en mi último traslado, me encontré ochenta cartas de rechazo de manuscritos… ¡Realmente hay que ser resiliente para ser escritor! Así que tardé muchos años en encontrar mi voz. Trabajé en distintas editoriales y eso me permitió ganarme la vida por una parte, pero también seguir escribiendo, seguir con la vida creativa. Hasta que tuve la suerte de conocer a un editor al que le encantó una idea que le conté una noche en una cena, de forma muy informal, y a partir de ahí empecé a escribir y a publicar mis propios libros y a encontrar mi camino.
Decimos que las emociones son ciegas, pero no lo son. Somos más sencillos de entender de lo que parece, pero no nos enseñan a hacerlo, así que yo he hecho de esto un poco la misión de mi vida: el intentar entender qué nos pasa, por qué somos como somos y transmitir esto al lector.
- ¿Qué proyectos estás desarrollando actualmente?
Estoy descubriendo lo creativo y rápido que es un medio como TikTok, al que me estoy aficionando. Estoy haciendo mis propios vídeos, los subo a las redes… También estoy preparando la segunda temporada de una serie de podcast que lancé hace unos meses y acaban de salir los audiolibros de una colección de libros infantiles a la que le tengo un cariño especial, Los Atrevidos.
Sigo haciendo muchísimos webinars, conferencias, charlas con distintas empresas, escuelas, congresos por todo el mundo, eso no ha cambiado. Lo que pasa es que te tienes que acostumbrar a hacerlo por estos medios virtuales en estos meses… Es un reto interesante porque tienes que aprender a conectar con el que está al otro lado de la pantalla sin poder mirarle a los ojos y sin poder darle ese abrazo (yo me pasaba mucho tiempo abrazando a mis lectores y a las personas a las que iba a dar charlas, donde fuese). Intentas transmitir esa calidez y el mensaje con los medios que tenemos ahora.
- ¿Qué crees que podemos aprender de la crisis de la Covid-19?
Históricamente la década que viene después de cualquier catástrofe natural, revolución, guerra o cualquier hito histórico generalmente da pie a una década de crecimiento. Y yo creo que es importante que lo recordemos y que intentemos entender qué podemos aprender de esta crisis, qué podemos mejorar.
- ¿Qué herramientas podemos utilizar para superarla fortalecidos emocionalmente?
Necesitamos una epidemia de optimismo porque son tiempos difíciles, con muchos cambios. Necesitamos mantener los ojos fijos en el futuro y necesitamos pensar qué podemos hacer para mejorar a raíz de esta epidemia: ¿qué nos ha enseñado? Y ponernos manos a la obra.
Nada me hace más ilusión que cuando veo a gente de todas las edades y de lugares muy diferentes que dicen que quieren que las cosas cambien, que se organizan para ello, que lo expresan… Creo que eso es lo que ahora necesitamos, esa energía.
- ¿Cómo podemos aprovechar todos estos cambios en positivo?
El optimismo no es una emoción, es una actitud. Tú puedes estar triste y estar preocupado y es totalmente lógico estarlo. El optimismo es mirar al futuro y pensar “yo creo que puedo hacer algo para cambiar o para mejorar esto, creo que me puedo adaptar mejor a esta situación” y hacerlo. Y luego, sentirnos parte de lo que yo llamo casi una revolución de la cuidadanía, es decir, que pasamos de ser una ciudadanía algo pasiva, un poco que vivía en esta sociedad de la distracción, que delegábamos muchas cosas en los demás y, de repente, creo que nos vamos a transformar más en esta cuidadanía, que vamos a repensar qué valores ponemos en el centro de nuestras vidas y de nuestra sociedad, qué importa de verdad. Yo creo que, si pensamos, reflexionamos y plasmamos estas reflexiones en cambios reales, es una oportunidad para vivir un poco mejor de lo que vivíamos, para reclamar otra forma de vida, otra forma de trabajar, otra forma de relacionarnos con los demás.
- ¿Cuáles consideras que son los principales retos del futuro?
Hablo mucho de los principales retos del futuro en mi último libro Fuertes, libres y nómadas. Creo que estos últimos 25 años son el momento que la inmensa mayoría elegiríamos para nacer, porque es el mejor momento de la historia. Excepto en una dimensión, que es nuestra relación con la Naturaleza.
Vivimos en guerra con la Naturaleza, y yo creo que esta pandemia ha puesto sobre la mesa esa guerra que vivimos con nuestro entorno natural del que formamos parte. De alguna forma nos hemos enfrentado a la Naturaleza en lugar de colaborar con ella. Ese es creo uno de los grandes retos pendientes. Cómo tratamos a las demás especies, cómo nos alimentamos, cómo tratamos a nuestro mundo natural… Se están replanteando ya muy deprisa cosas básicas como las ciudades en las que vivimos, el aire que respiramos… Son cosas de las que se habla y a las que se están proponiendo soluciones rápidamente, con lo cual tengo la esperanza que estos temas están sobre la mesa y que va a haber cambios muy importantes en la próxima década.
- ¿Por qué crees que es importante mantener el vínculo con la universidad?
Yo creo que los humanos tenemos esta mezcla de raíces y de alas y la universidad está ahí en el medio. Tú sales de tu casa, donde has aprendido determinadas cosas, y tu primer aterrizaje en el mundo real es el mundo universitario, que te enseña a lo mejor a aprender y a desaprender cosas que tal vez pensabas que sabías.
Cada vez que las universidades en las que he tenido la suerte de estudiar, me llaman, se acuerdan de mí o me piden que participe de alguna manera, estoy encantada de hacerlo. La verdad es que forma parte de tus cimientos y siempre estoy agradecida por todo lo que las personas que estaban en ese momento ahí tuvieron la generosidad y la paciencia de enseñarme; las preguntas que me hicieron que me abrieron los ojos en ese momento.