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Juan de Oñate - (HIS'98). Director de la Asociación de Periodistas Europeos Licenciado en Historia, con especialidad en Historia del Arte por la Universidad Autónoma de Madrid, dirige desde 2004 la APE, y en 2019 dio el salto a la escritura con su primera novela El efecto Peruggia (Ed. Lastarria & De Mora) que ya va por la cuarta edición. Acaba de publicar Summa mortis (Lastarra Ediciones) un guiño su época universitaria. |
- ¿Qué estudiaste? ¿Por qué elegiste la UAM?
Estudié Filosofía y Letras (Geografía e Historia) entre 1993 y 1998 y me especialicé en Historia del Arte. La UAM era para mí un referente académico y vital. Suponía un objetivo en sí misma: no sólo quería estudiar una carrera concreta, sino que quería hacerlo en La Autónoma.
- ¿Cómo recuerdas tu paso por la Universidad?
Fueron unos años maravillosos. Cuando eliges una carrera tan vocacional como la que yo elegí, tratas de disfrutar de cada asignatura, de cada clase. A eso se le suman el resto de cuestiones no académicas, las que podríamos definir como ambientales y que incluyen, por supuesto, las relaciones personales con gente muy diversa venida de distintos lugares con quienes la convivencia supuso también un aprendizaje.
Creo que a todos los que estudiábamos entonces allí nos marcó especialmente un desgraciado acontecimiento, el asesinato de Francisco Tomás y Valiente. Nos indignó y nos exacerbó, por supuesto, pero también nos unió y creó, al menos en mi caso, un sentimiento de pertenencia a un colectivo universitario cohesionado por una serie de valores comunes, en mi opinión, incuestionables, que tenían que ver con la defensa de las libertades y los derechos humanos.
- ¿Cómo fue tu acceso al mundo laboral?
La verdad es que tuve suerte a pesar de no ser mi carrera de las que tienen más salidas... Trabajé en alguna cosa sin relación alguna con la formación que había recibido, pero no tardé en encontrar mi sitio en la Asociación de Periodistas Europeos.
- ¿Cuáles son los principales desafíos de dirigir la Asociación de Periodistas Europeos?
Tratar de generar análisis y debate sobre las cuestiones de la actualidad que lo precisan. En la APE orbitamos alrededor de tres ejes fundamentales: la búsqueda del mejor periodismo, la defensa de las libertades y la integración europea. Puede que las tres cuestiones necesiten especial atención en este momento.
- ¿Qué cosas han cambiado desde el 2004?
En el mundo del periodismo ha cambiado todo en muy poco tiempo a causa de dos motivos fundamentales: la crisis económica de 2008 que diezmó la profesión y la dejó yerma de referentes, y la proliferación de nuevos canales de comunicación que se han superpuesto al periodismo tradicional limitando drásticamente su influencia.
- ¿Cuáles son los principales retos del periodismo actual?
Estos nuevos canales de los que hablamos tienen la virtud de facilitar el acceso a cualquier información, algo que se ha visto útil especialmente en países carentes de democracia y de derechos básicos, pero también han servido para que cualquiera pueda emitir un mensaje sin cortapisa alguna y sin que sea necesario demostrar su veracidad o su importancia.
Creo que lo primero que debe de hacer el periodismo es solucionar su modelo de negocio, de supervivencia, porque mientras no lo logre seguirá sometido a las distintas presiones que pueden ir desde la dictadura del click y la influencia del anunciante a la presión del lector. Sólo con un modelo económicamente solvente se podrá lograr la independencia necesaria para ser útil para la sociedad y contribuir a limitar la excesiva polarización social que los medios han contribuido a crear.
- ¿Cómo debería hacer frente el periodismo a las “fake news”?
El periodismo tiene que merecerse volver a ser imprescindible. Tiene que volver a ejercer de filtro que distinga una noticia de lo que no lo es y jerarquizar su importancia. Solo así se podrá acabar con la desinformación interesada.
- En 2019 publicas tu primera novela, ¿cómo surge esta vocación? Háblanos de tu última novela, "Summa mortis"
Llevaba tiempo queriendo volver de alguna manera a mis orígenes, a la formación de historia del arte que recibí en la UAM, y me animé a escribir El efecto Peruggia (Ed. Lastarria & De Mora), una novela centrada en un suceso que me parecía muy relevante y no del todo conocido: el robo de la Mona Lisa del Museo del Louvre que tuvo lugar en 1911 de cuya autoría se acusó entre otros a Picasso o al poeta Apollinaire.
Ahora, en efecto, he publicado una segunda novela, Summa mortis (Larrad Ediciones), que también mantiene un vínculo con el mundo del arte. Parte de la relación real que existió entre un pintor impresionista llamado Walter Sickert y el famoso asesino conocido como Jack el Destripador para desarrollar después una trama de sucesos con la muerte y la pintura como ejes principales.
Diré que Summa mortis me devuelve a los tiempos de estudiante en la universidad en los que los alumnos nos peleábamos por los volúmenes de la enciclopedia Summa artis, la fuente principal de la que bebíamos todos los estudiantes en aquella época en la que aún se accedía al conocimiento a través de los libros y no de Wikipedia.
- ¿En qué nuevos proyectos estás trabajando?
Desde la Asociación ultimo proyectos sobre el futuro del periodismo y su situación en áreas geográficas concretas como Europa Central o Latinoamérica y en la reivindicación de algunos ejemplos pasados como el Diario Madrid o Cambio 16. En lo relativo al mundo del arte, este otoño publicaré unos ensayos con la editorial Planeta sobre la huella que dejó "La Gioconda" en las generaciones de artistas posteriores, el fenómeno sociológico en el que se convirtió el retrato de Leonardo y los cambios que se han producido en la manera de aproximarnos a una obra de arte en unos tiempos, como los actuales, caracterizados por las prisas, la simplificación de cuestiones que no son sencillas y el culto a la emotividad.
- ¿Cómo crees que debería ser la universidad del futuro?
Abierta, dinámica, innovadora y práctica. Receptiva a los cambios necesarios, pero manteniendo el espíritu académico de siempre.
- ¿Por qué crees que es importante mantener el vínculo con la UAM?
Por una parte, la universidad ha sido siempre y será el aire fresco para los que ya no somos tan jóvenes y creo que debemos tratar de entender a sus alumnos y aprender de ellos en la medida que sea posible.
Por otra, siento que estamos en deuda con quienes nos formaron, quienes fueron capaces de motivarnos y sacar lo mejor de nosotros mismos. Me decía un día quien fuera rector de la UAM, Ángel Gabilondo, con una cierta resignación, que era frecuente que, con el paso de los años, recordáramos su labor, pero olvidáramos sus nombres y creo que tenía toda la razón. A modo de homenaje personal decidí poner a alguno de los personajes de mis novelas nombres de profesores que me influyeron de una u otra manera.